Algunos de mis amigos me han sugerido
incorporar a mi blog algunas técnicas y consejos básicos basados en la
experiencia para principiantes en este fascinante mundo de la bicicleta.
Estas técnicas no son difíciles de ejecutar
y seguro que marcaran una gran diferencia en el uso eficiente de su cuerpo y su
bicicleta. Vamos a empezar hoy con algunas ideas muy elementales sobre la
posición, pedales, marchas y frenos.
Posición
Las técnicas de ciclismo en carretera deben
empezar siempre con su posición sobre la bicicleta. Si no se siente cómodo
puede llegar a sobrecargar ciertos músculos o articulaciones y crear una
experiencia negativa. Además una mala posición no le permitirá desarrollar toda
su potencia de pedaleo por lo que le resultara difícil acelerar y escalar
cuestas.
El asiento de la bicicleta debe estar a una
altura que le permita enderezar completamente su pierna con el talón en el
pedal. Una buena prueba para ver si el asiento es demasiado alto es pedir a un
amigo que nos observe mientras pedaleamos. Las caderas deben estar firmes. Si
observa que sus su caderas se mueven de lado a lado baje ligeramente el asiento
y comience de nuevo.
Una vez que el asiento esté a la altura
correcta, debe ajustar las manillas de freno de modo que estén en línea con sus
brazos al tirar de ellas. Esto mantendrá su muñeca en el ángulo correcto.
Pedales
El uso correcto de los pedales requiere
práctica y dedicación. Si usted utiliza pedales automáticos, la técnica tiene
una dimensión añadida pero estos pedales no son necesarios a este nivel para el
ciclista ocasional.
Ponga su pie en un ligero ángulo con el
pedal hacia delante levantando el talón por encima de sus dedos del pie. Cuando
inicie el empuje hacia abajo, el talón bajará ligeramente para ayudar a que sus
piernas hagan el trabajo. Al llegar a la parte inferior, la otra pierna se hace
cargo, a menos que tenga pedales automáticos.
Con los pedales automáticos podrá tirar también
del pedal hacia arriba, por lo que en efecto, estará trabajando con las dos
piernas al mismo tiempo.
Estos pedales son muy recomendables y
seguros y le permitirán incrementar dramáticamente su potencia y rendimiento en
carretera. Como contra, requieren zapatillas especiales y mayor cuidado al
detenerse.
Marchas
Los engranajes en una bicicleta están
diseñados para ayudarle a mantener un ritmo constante (cadencia) al permitir
montar un engranaje más fácil en las condiciones más duras y una marcha
superior para una fácil conducción. La cadencia se refiere al
número de revoluciones por minuto con la que pedaleamos. Una cadencia adecuada
para un ciclista urbano es de entre 60 a 80 rpm.
La clave para el cambio de marchas es
hacerlas antes de necesitarlas. Cuando llegue a la parte inferior de una
colina, cambie a una marcha más corta y en la cresta a una marcha más larga. Si
escucha un sonido como de molinillo de café, sus engranajes no están alineados
entre las ruedas dentadas de la parte delantera y trasera de la bicicleta y
puede ser necesario ajustar.
Existen diferentes sistemas de cambio de
marchas, pero el objetivo de todos ellos es permitir diferentes relaciones
entre el plato (delantero) y el piñón (trasero).
Como norma general mientras más pequeño sea
el plato y más grande sea el piñón, el pedaleo será más suave. En una marcha
suave la rueda trasera recorre menos distancia por cada revolución del plato.
Menor velocidad = mayor fuerza. Este tipo de combinaciones es la que se utiliza
para arrancar de manera eficiente o subir colinas.
Por el contrario, mientras más grande sea el plato y más
pequeño sea el piñón que utilizamos la rueda trasera recorrerá una mayor
distancia por cada revolución del plato. Lograremos mayor velocidad pero a
cambio perderemos fuerza en las subidas.
A una combinación de este tipo se le llama velocidad alta
o dura y se reserva para cuando se va a gran velocidad en plano o en bajada.
Frenos
La mayoría de las bicicletas de carretera
tiene dos manijas de freno, uno para la rueda delantera y otro para la rueda
trasera. La mayoría de los instructores enseñan la técnica de frenado 75-25. El
freno delantero se llevará el 75% de la fuerza de frenado, el freno trasero
25%, aunque esto puede cambiar en base a las condiciones del camino, como en
una pendiente pronunciada, tomando una curva o en superficies resbaladizas. En
estos casos, tendrá que transmitir más fuerza de frenado a la rueda trasera para
mantener el control.
Frenar bruscamente únicamente con la rueda
delantera enviará todo su impulso hacia el manillar y en casos extremos podría
hacerle dar una vuelta de campana. Sin embargo, si se utiliza únicamente el
trasero (la maneta derecha), la bicicleta patinará, lo que redundará en mayor
distancia de frenada, pérdida de tracción y, si no hay suerte, una buena caída.
La frenada por lo tanto debe ser progresiva, con ambos frenos. Ademas es importante no intentar detener la bicicleta de golpe, no clavar los
frenos cuando vea un obstáculo. Conviene, por lo tanto, hay que estar siempre
atentos e intentar detenerse con la mayor distancia de seguridad posible. Hay
que procurar no bloquear ninguna rueda en el freno, sino dejar que sigan
girando mientras se para progresivamente; es mejor que las llantas
chirríen un poco, el lugar de dar un frenazo seco que nos pueda llevar al
suelo.
El mejor consejo: Tome su bicicleta y
pruebe la frenada en situaciones controladas antes de conducir en el tráfico
para que sepa qué esperar.
Practique estos sencillos consejos como
punto de partida.
Samer Barrage